La imprudencia de hablar de privatizar Salto Grande: en un electorado que no olvida

Cerrada la inscripción de listas para las elecciones de octubre, los principales candidatos comenzaron a recorrer medios y a instalar mensajes que buscan seducir a distintos electorados. Sin embargo, no todas las palabras caen en terreno fértil

Joaquín Benegas Lynch, primer candidato a senador nacional en la lista de la alianza Frigerio-Milei, se pronunció en una entrevista radial a favor de privatizar empresas estatales, mencionando expresamente a Enersa y al Complejo Hidroeléctrico de Salto Grande. “Cualquier empresa estatal debería privatizarse”, aseguró, evocando los ’90 con la histórica frase de Roberto Dromi: “Nada que deba ser estatal, permanecerá en manos del Estado”.

Un desconocimiento preocupante

Estas declaraciones resultan, cuanto menos, inoportunas para un electorado de esa región, que tiene muy presente lo que significó la construcción de la represa de Salto Grande. No se trata solo de una obra de ingeniería: es un ente binacional, con un complejo entramado legal y político, y con deudas históricas aún pendientes con la región.

La población circundante sabe —y lo recuerda— que Salto Grande dejó promesas incumplidas:

  • Tarifas eléctricas diferenciadas para las zonas más castigadas por la represa.
  • Canales de riego para el norte y centro entrerriano.
  • Un canal de navegación y el dragado del río Uruguay.

Privatizada, cualquiera de estas demandas se volvería lisa y llanamente imposibles de lograr.

El error no calculado

Benegas Lynch parece ignorar no solo la sensibilidad histórica de Concordia y la Costa del Uruguay, sino también el peso electoral de esa región. Concordia, con más de 215.000 habitantes, ni siquiera tiene candidatos propios en lugares expectantes de las listas. Un doble desaire: falta de representación política y ahora un discurso que hiere una identidad colectiva.

En política entrerriana, cuando la pertenencia territorial no se respeta, el costo se paga en silencio: los votantes no gritan, pero dejan de militar, de movilizar y de fiscalizar. Y sin esa estructura mínima, cualquier proyecto se debilita.

Entre el discurso nacional y la realidad local

Mientras Benegas Lynch defiende la gestión de Milei como una “transformación liberal” y habla de un “milagro argentino”, sus palabras sobre Salto Grande generan ruido en un electorado clave. Decir en Concordia que se puede privatizar la represa es como revivir las heridas de los ’90 y mostrarse ajeno a una historia que todavía pesa.

El liberalismo podrá prometer “eficiencia del mercado”, pero en la Costa del Uruguay lo que se escucha es otra cosa: que otra vez la región queda afuera, sin representación en las listas y con la amenaza de que se entregue lo poco que queda como patrimonio común.