Contradicciones en Paraná: el evento organizado por el municipio sin cumplimiento de protocolos ni medidas de prevención

Mientras a los privados y vecinos se los multa y sanciona por no usar barbijos o no respetar las restricciones de circulación y de cantidad de personas, la feria de Semana Santa fue una “bomba epidemiológica”.

Este fin de semana en Paraná hubo una feria y demás actividades por la Semana Santa.

Si bien es comprensible que los emprendedores y artesanos necesitan trabajar, al igual que todo el sector privado, llamó la atención la falta de protocolos y controles de uso de barbijo y distanciamiento social.

En la capital provincial, en cada día de feria circularon hasta mil personas por jornada, sin conservar ninguno de los cuidados referentes al coronavirus.

Es más, hasta podía verse a inspectores y demás trabajadores identificados con la indumentaria del municipio sin el barbijo colocado, algo que tampoco exigían a los presentes.

A pesar de ello, las medidas restrictivas siguen rigiendo para casi toda la actividad privada como bares, restaurantes, y eventos privados como casamientos y fiestas.

En esos lugares las medidas de seguridad se exigen y se controlan y hasta hay sanciones y clausuras para quienes las incumplen o no verifican que quienes concurren a esos lugares las acaten.

Incluso hay restricciones en cuanto a los horarios de circulación que deben cumplir todos los vecinos, que deben permanecer en sus hogares entre la 1 y las 6 de la mañana, algo icomprensible.

Pero en los eventos llevados a cabo el fin de semana, con organización del propio municipio, el incumplimiento de los protocolos fue una constante, ya que ni siquiera los inspectores municipales llevaban barbijo.

Entre feriantes, visitantes y puesteros, alrededor de mil personas circulaban por el lugar, sin distanciamiento ni barbijos en su mayoría, lo que podría llamarse una bomba epidemiológica dada la actualidad de la pandemia.

Las imágenes de la gran cantidad de gente que se concentró realmente son impactantes y parece que en el puerto de la ciudad durante la Semana Santa el coronavirus no hubiera existido, que la pandemia hubiera terminado.

El evento se dio en momentos en que los casos positivos una vez más están en ascenso y ya comienza en el sector de salud la preocupación acerca de la capacidad del sistema de contener a quienes se contagien.

Ya el año pasado colapsó el sistema debido a la desinversión y al gran número de infectados, algo que no cambiará este año si los números mantienen la curva ascendente que presentan actualmente ya que no hubo inversiones nuevas.

A pesar de ello, el municipio organiza y difunde un evento que necesariamente viola todo tipo de protocolo ya que, si bien fue al aire libre, la concentración de gente sin barbijo ni distanciamiento era inevitable.

Es entendible que se busquen y promuevan espacios en los que los emprendedores y artesanos puedan desarrollar su actividad, incluso en tiempos de pandemia, pero con el cumplimiento de las medidas que resguardan la salud de la comunidad, como ocurre con otros sectores privados.

El mensaje oficial es el de continuar con el seguimiento de los protocolos y medidas de prevención frente al coronavirus, algo que evidentemente la ciudadanía no cumple.

Es que el descreimiento para con la clase política que baja ese mensaje es muy grande, y eso se suma al hartazgo de la gente y de los trabajadores.

Eso es lo que pudo verse este fin de semana en Paraná, un evento organizado por el propio gobierno municipal sin el más mínimo cumplimiento de las medidas de prevención que se vienen predicando y recomendando desde hace más de un año.

Quedó en evidencia el descreimiento de la ciudadanía de la clase política que baja el mensaje del cuidado y respeto de los protocolos, pero que en la realidad muestra un total desinterés por cuidar la salud a la población.